Eneagrama ENEATIPO SEIS por Guillermo Delgado Hernández Eneagrama ENEATIPO SEIS - Guillermo Delgado Hernández



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Eneagrama ENEATIPO SEIS
Fecha de publicación
02 de Febrero 2019
Técnicas relacionadas: Gestalt, Eneagrama.

Descripción:

ENEATIPO SEIS

Con el eneatipo Seis seguimos con la triada mental formada además por los eneatipos Cinco, ya comentado, y el Siete. Como he repetido en varias ocasiones, en todas las personas operan los tres centros: el emocional, el mental y el instintivo, aunque en cada uno de nosotros predomina uno sobre los demás, resultando en un desequilibrio que se manifiesta en nuestra manera de relacionarnos con el entorno y con nosotros mismos. En las personas que se identifican con el eneatipo Seis, el centro mental es el que parece llevar el mando.

Dicho centro está relacionado con el Telencéfalo (cerebro neo-mamífero). Se encuentra desarrollado en los mamíferos modernos y en algunos cetáceos. Físicamente está relacionado con el desarrollo de la corteza cerebral, el córtex, lo que permite a los humanos, además de elaborar procesos emocionales asociados al cerebro mamífero, tener una mayor capacidad de entendimiento y análisis.

En el córtex se producen los procesos intelectuales superiores; memorización, concentración, auto-reflexión, resolución de problemas, habilidad de escoger el comportamiento adecuado, etc. Digamos que es la parte que elabora el pensamiento consciente, tanto a nivel fisiológico como emocional. Está compuesto por el hemisferio derecho e izquierdo; el Derecho se encarga de los procesos asociativos, imaginativos y creativos, que se asocian con la posibilidad de ver globalidades y establecer relaciones espaciales, y en el izquierdo se dan los procesos de razonamiento lógico, funciones de análisis, síntesis y descomposición de un todo en sus partes.

La triada mental, representada por los eneatipos 5, 6 y 7, se ocupan en encontrar un sentido de orientación interna y apoyo, y están enfocados hacia, o preocupados por, el futuro. Predominan en ellos sentimientos de ansiedad e inseguridad. Están continuamente en busca de certezas: viven pendientes de preguntas del estilo ¿Qué va a ser de mí mañana? ¿Cómo consigo salir adelante? ¿Cómo hacer para no sufrir? ¿Cómo asegurarme el futuro?

De alguna forma las personas pertenecientes a los eneatipos “mentales” han perdido la conexión con la guía que proporciona la propia intuición. Filtran la realidad a través de un plano más mental, y su mente parlanchina se hace con el poder; no son capaces de escucharse a sí mismos/as, parar, calmar la mente y dejar que su “voz interior” guíe sus acciones. Para conseguir esto es necesario experimentar la calma mental, dejar que el incesante diálogo interno cese, ya que este estado es el principio para percibir la realidad y sentir orientación interior.

Ante la incertidumbre que sienten se entregan a comportamientos que ellos piensan van a mejorar su propia seguridad. Todo se enfoca en esta dirección. En el fondo, bajo esos comportamientos defensivos de su ego, lo que se encuentra es muchísimo miedo.

“Me siento seguro, luego existo”

Las personas del eneatipo Seis, por un lado dirigen su energía hacia dentro, al igual que el Cinco, que se retira y se contiene, y por otro lado la dirigen hacia fuera, como el Siete. El Seis se siente angustiado por dentro y entonces se lanza hacia el exterior, hacia la actividad, pero una vez en la acción teme por sí mismo, por estar expuesto, por ser recriminado; tiene miedo a cometer errores, a no cumplir las expectativas de los demás, y entonces se retira de nuevo buscando la seguridad. Sienten que la vida viene sin “libro de instrucciones”.

Las personas de esta triada tienden a experimentar problemas durante la fase en la que el niño da sus primeros pasos hacia la independencia con respecto a la madre. Es el momento de abandonar la protección de la madre para dirigirse hacia el padre. Normalmente es el padre el que ejerce esa función de orientación, de ayuda en la búsqueda de las seguridades propias. Las personas del eneatipo Seis reaccionan apoyándose en una figura externa que se asemeje a la paterna, que sea fuerte, digna de confianza y autoritaria. Se enfrentan a la paradoja de buscar el apoyo para independizarse a través de orientarse hacia los demás, es decir, que buscan el apoyo justamente de donde se quieren independizar.



La actriz Linda Hamilton en el personaje de Sarah Connor.

Pertenece al subtipo sexual, ante el miedo que siente, ataca.

¡Nunca se es lo suficientemente precavidos!

Las personas de este eneatipo se conducen de una forma ambivalente: por un lado quieren ser independientes, que nadie las controle ni decida por ellos, pero por otro lado les da miedo decidir, la posibilidad de equivocarse, y ponerse en primera línea les aterra. Pueden avanzar cuando sienten seguridad, cuando sienten que tienen apoyos suficientes, pero si sienten que estos desaparecen, entonces entran en su miedo básico, que consiste en la percepción de no tener apoyo ni orientación, y se perciben como incapaces de conducirse por la vida y sobrevivir solos.

Para poder avanzar necesitan básicamente seguridad. Esta la suelen encontrar en grupos de referencia, de pertenencia, por ejemplo en un trabajo estable dentro de una compañía de prestigio, en la familia, etc. Necesitan pertenecer a estructuras claras, a un mundo con normas y límites definidos en el cual saber manejarse. Es a partir de la seguridad desde donde pueden desarrollar su parte creativa. Aunque les cuesta mucho confiar en los demás, la pertenencia les aporta la seguridad que sienten que necesitan. A raíz de esto la reflexión que surge es que al buscar la seguridad fuera, en un mundo cambiante en vez de buscarla dentro de sí, ponen la “seguridad en uno mismo” en un lugar “inseguro”.



Las personas que se identifican con el eneatipo Seis son sacrificadas desde el punto de vista relacional, es decir, quieren que las cosas funcionen, y para ello emplean gran parte de su tiempo y energía en que todo vaya bien en sus relaciones laborales y personales, con la esperanza de que la otra persona se comporte de forma recíproca y esté ahí cuando la necesita. Algo así les pasa con respecto a la pertenencia a un grupo o a su entrega a unos ideales. Por debajo se aloja la duda de si se estarán aprovechando de ellos, de si les quieren realmente por lo que son y no por lo que hacen, y de si realmente hacen lo correcto.

Este sacrificio y búsqueda de seguridad hace de ellos personas muy leales, ya que no desean quedarse solos/as. Desarrollan un buen olfato para detectar quién está al mando, por un lado para saber quién les puede hacer daño, y por otro para saber a quién conviene acercarse (aquí se aplica el estar en esa doble dirección: hacia dentro y hacia fuera).

Esto es un buen ejemplo de la continua polaridad en que se mueven las personas de este eneatipo: los hay que huyen y evitan el peligro a toda costa, y por otro lado están los que reaccionan abalanzándose sobre él, negando el miedo que sienten en su interior. Este es el caso de los protagonistas de algunas películas de acción como son Rambo o Sarah Connor en Terminator.

Asimismo pueden llegar a ser quejosos desde de inacción, a quejarse sin decidirse a hacer nada para cambiar las cosas, lo que les lleva a una cierta frustración por no hacer, y a quedarse en un estado latente. Esto les tensiona: sostienen y sostienen hasta que ya no pueden más, y entonces explotan de una forma desmedida que puede llegar a intimidar. Por eso a veces se les cataloga de bordes.

También tienden a criticar por debajo y optan por la culpabilizar a los otros (no asumen su propia responsabilidad), por una parte para desviar la mirada, para salir del primer plano, pero sobre todo porque no pueden asumir la culpa. Les supera la idea de que el otro piense que la culpa es suya.



Ana Roldan http://anaroldan.com/

Los hombres contra mí lanzan sus dardos. De nada me valdrá mi lanza. Perdí el valor y la esperanza. Prefiero no enfrentarme a esos bastardos.

IGNACIO CAPARRÓS.

La pasión dominante del Seis es el MIEDO.

El miedo lo permea todo: miedo al cambio, a cometer errores, a lo desconocido, a soltarse, a la hostilidad, al engaño, a no ser capaz de sobrellevar las situaciones, a no sobrevivir, a la soledad en un mundo amenazante, a la traición, miedo a la trasgresión, a la culpa, al castigo, y hasta miedo a amar. Aunque básicamente está dirigido a los problemas futuros y su propia seguridad. Este miedo le lleva en muchas ocasiones a inhibirse, ya que tomar una decisión puede ser peligroso para su seguridad, que en definitiva radica en sentir que es querido/a, que no es rechazado/a ni herido/a. Siente que no puede confiar en su instinto ni dejarse llevar por su intuición.

Por otro lado son hipersensibles a las señales de peligro; lo que a priori es una ventaja para las demás personas, a este eneatipo les lleva a un exceso de celo, una alerta innecesaria que conlleva un gran desgaste. En muchos casos el riesgo es inexistente y pertenece más a su mundo imaginario, al mundo de las fantasías de su plano mental.

Experimentan a menudo miedo a que ocurra una catástrofe y preocupación con respecto a cómo van a responder ante ciertas situaciones y si se van a volver violentos. Un miedo profundo a dar rienda suelta a sus impulsos agresivos y sexuales, lo que les lleva a reprimirse y no dejarse en la entrega y en la confianza hacia el otro.

Este miedo no se suele notar, va por dentro, no se les ve. Por regla general tampoco ellos lo detectan. Se muestran como personas tranquilas, amistosas y cordiales para que todo siga bien.

La fijación del eneatipo Seis es la DUDA.

La duda de si ha elegido bien, de si lo que ha decidido está bien, y de si lo que ha descartado, u otras opciones estarían mejor. El estar siempre pensado que lo otro puede ser mejor les lleva a anclarse en la indecisión, a no comprometerse, “y si……”. Esto les lleva a entrar en un círculo sin fin que les agota y que agota a los demás. Puede llevarles también a ser poco directos, esquivos.



Durante un viaje, a la hora de comer me encontraba con mi pareja en la plaza del pueblo, nos llev

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